¿Qué es el razonamiento fluido?

 

¿Qué es el razonamiento fluido? Todo lo que necesitas saber

El razonamiento fluido es una de las habilidades cognitivas más importantes que tenemos. Es la capacidad que nos permite resolver problemas nuevos, identificar patrones, establecer relaciones entre ideas y aplicar la lógica de manera flexible, sin necesidad de depender de aprendizajes previos. En términos sencillos, es el "ingenio" con el que afrontamos situaciones desconocidas.

Desde la perspectiva neurocientífica, el razonamiento fluido está muy vinculado a la corteza prefrontal y al desarrollo de conexiones neuronales eficaces. Autores como Joaquín Fuster (neurocientífico español) destacan el papel fundamental de esta área del cerebro en la planificación, la toma de decisiones y la resolución de problemas. Es una función ejecutiva clave que se relaciona directamente con el rendimiento académico y con la adaptación a los retos del entorno.

¿Cómo se manifiesta en el ámbito escolar y familiar?

Un niño o niña con dificultades en el razonamiento fluido puede tener problemas para:

  • Resolver problemas matemáticos que requieren aplicar conceptos de manera flexible.

  • Comprender instrucciones complejas o poco estructuradas.

  • Adaptarse a cambios de rutina o situaciones nuevas.

  • Generalizar aprendizajes de una situación a otra.

  • Seguir una lógica en debates o explicaciones.

En casa, puede observarse que estos niños/ as:

  • Tienen dificultades para organizar su juego o inventar nuevas formas de jugar.

  • Se frustran fácilmente ante situaciones nuevas o tareas que no comprenden al primer intento.

  • Evitan actividades que impliquen reflexión o creatividad.

¿Cómo detectar posibles dificultades?

Además de pruebas estandarizadas como el WISC-V (que incluye subtests como "Matrices" y "Balanzas" para medir esta capacidad), existen otras formas de observar posibles dificultades:

  • Observación en el aula: falta de iniciativa en la resolución de problemas, uso literal de instrucciones, dificultad para generar hipótesis o explorar alternativas.

  • Tareas escolares: respuestas poco elaboradas, dificultad para completar actividades abiertas o con múltiples soluciones.

  • Juegos de lógica y construcción: baja tolerancia a la frustración, evitación de juegos que impliquen estrategia o creación.

¿Qué hacer si se detectan dificultades?

Un bajo rendimiento en razonamiento fluido no significa que el niño no pueda mejorar. La plasticidad cerebral y las experiencias significativas pueden favorecer su desarrollo. Es importante actuar tanto desde la escuela como desde casa:

Desde la escuela:

  • Proporcionar actividades estructuradas pero abiertas: rompecabezas, retos matemáticos, situaciones problemáticas con más de una solución.

  • Fomentar la metacognición: enseñar a pensar sobre cómo se piensa. "¿Por qué has elegido esta opción? ¿Qué otra podrías haber probado?"

  • Trabajar en grupo: la interacción con iguales favorece el intercambio de estrategias y puntos de vista.

  • Utilizar juegos de lógica y pensamiento lateral: como el ajedrez, enigmas, sudokus, etc.

  • Incluir rutinas de pensamiento: hacer visible el pensamiento a través de organizadores gráficos, mapas mentales o debates guiados.

Desde casa:

  • Jugar juntos a juegos de mesa estratégicos: tipo Dixit, Dobble, Ubongo, Tangram o juegos de construcción.

  • Fomentar la curiosidad: realizar preguntas abiertas, invitar a pensar en soluciones alternativas.

  • Modelar el razonamiento: compartir con el niño o niña cómo tú mismo/a enfrentas una situación nueva. "Voy a probar esto primero... si no funciona, probaré otra opción."

  • Actividades cotidianas con reflexión: cocinar juntos, planificar una excursión, resolver un problema doméstico de manera conjunta.

Conclusión

El razonamiento fluido es una habilidad fundamental que atraviesa todas las áreas del desarrollo cognitivo y personal. Detectar dificultades a tiempo y acompañar desde un enfoque inclusivo, respetuoso y activo puede marcar la diferencia en la trayectoria educativa de un niño o niña.

Desde la escuela, especialmente desde la educación especial, podemos aportar estrategias clave que ayuden a desarrollar esta capacidad. Y desde casa, con juego, reflexión y diálogo, se puede reforzar de manera natural. El razonamiento fluido no es innato ni fijo: ¡se entrena, se estimula y se potencia cada día!



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